domingo, 27 de junio de 2010

DE HABLADOR A FACILITADOR

Por: Marco Cueva Benavides (*)
La vida me hizo ser siempre una persona bastante callada. Pocos entienden entonces como hice para enamorar a mi mujer. Pero nunca fui siempre así, ciertas obligaciones me hicieron cambiar.

Estaba contento con mi trabajo en el hospital de EsSalud y en una ONG donde haciamos un trabajo asistencial con niños y ducacion comunitaria, hasta que un día un colega, que tenía que dejar Chimbote, me invitó para enseñar el curso de Nutrición que él dictaba en la universidad local. Conversamos con las autoridades, entregue mi currículo y me aceptaron. Ser docente a nivel universitario fue un reto que acepté con alegría pero también con muchas dudas. ¿Que podría un hombre callado decir a sus alumnos? Sentía temor y osadía. Pensé que lo único que tenia que hacer es enseñar como me habían enseñado a mí, repetir las cosas que están en los textos y revistas mas actuales de medicina. Solo era cuestión de aprenderse ciertos conocimientos, después repetírselos a los alumnos y hacer algunos examenes así lo hacían la mayoría de los docentes.

Me preparé para llevar el curso, leí todo todo cuando me fue posible y actualizado sobre nutrición y empecé a enseñar dictando clases según la estructura de un silabo que había diseñado. Siempre trataba de que mis clases fueran amenas, para no cansar a los estudiantes, las relacionaba con los problemas diarios de nutrición que observaba en los niños.. Después me capacite en Docencia Universitaria y en Tecnología Educativa y me metí en toda la terminología que ello implicaba, la construcción de objetivos, la taxonomia de Bloom, en el diseño de ítems de evaluación y todos los temas que implicaba la educación.

Con los alumnos/as hicimos seminarios de alimentación vegetariana, con ayuda de la GFU, que terminaban con una anticuchada vegetariana en la UPSP, vendíamos como 400 anticuchos y metíamos un poco de bulla y distribuíamos folletos.

Tenía mis tarjetas de apuntes para las clases, que iba mejorando cada ciclo, algo parecía haber logrado para que la cosa no fuese tan aburrida ya que daba clases a las tres de la tarde (la hora de la "siesta", que como decían Perón y Monseñor Bambaren, es necesaria para una vida saludable). Habia que hacer algo distinto para que nadie se quedara dormido.

Total el hombre callado se volvió por necesidad un loro que repetía su curso cada ciclo con algunas actualizaciones y hasta con power point de por medio. En el aula inventaba cosas sobre lo que decía mi abuela (que nunca conocí) sobre cuestiones de salud y escribí un libro sobre ella, aunque se que nunca le darán el premio Nobel.

Pero… intuía que algo no estaba bien, me sentía insatisfecho

En 1996, hicimos una Maestría en Educación Superior con los cubanos y fui descubriendo los nuevos roles que debía asumir un profesor y los estudiantes, sobre la necesidad de un aprendizaje activo, creativo y significativo. Fueron revelaciones que me dieron la oportunidad de volver a ser lo que siempre he sido. Hice mi tesis sobre Aprendizaje Basado en Solución de problemas, y aprendí a trabajar con métodos participativos. El docente, el artista principal siempre de la película, tenía que dejar de serlo y convertirse en un actor mas.

Con todo lo nuevamente aprendido, desde hace mas de cuatro años ya no dicto clases, siempre ando inventado cosas para hablar menos, lo que se dice estrategias para aprender a aprender, pero sin enseñar a los alumnos, tratando de que ellos aprendan e investiguen por si solos. Entre otras cosas hago: juego de roles, estudio de casos, pequeños grupos de discusión, aprendizaje basado en problemas, crear pacientes, crear proyectos, preguntas y respuestas, lee-pregunta-responda., videos, CD, etc. y además evalúo con libro abierto, porque me parece una aberración hacer memorizar a los alumnos/as tantos conocimientos que en algunos meses habrán de olvidar casi todo. A veces la cosa sale bien y a veces mal, pero he tomado otro camino, ya no enseño, solo facilito el aprendizaje, hablo poco y he vuelto a ser lo que era.  Hemos impulsado a nivel de la facultad de medicina una nueva estructura curricular y una nueva metodologia que tiene como elemento principal, pero no unico, el Aprendizaje Basado en Problemas (ABP). Nos espera una larga y dura tarea.

Como dice Malcolm Knowles, quien me motivó a escribir esto, me hice un "facilitador" o estoy tratando de serlo. He recuperado mi ser. Seguiré siendo siempre ese hombre callado que mi madre me ayudo a ser. No se si es una virtud o un defecto, pero eso me hace feliz.

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