Contiene material relacionado con la medicina, la educación y la literatura
martes, 16 de noviembre de 2010
CONFESIONES DE UNA REPRESENTANTE DE LA INDUSTRIA FARMACEUTICA
Gwen Olsen, fue representante de la industria farmacéutica durante 15 años. Fué representante de ventas trabajando para los gigantes de la salud, tales como Johnson & Johnson, Bristol-Myers Squibb y Abbott Laboratories. Es autora del libro: “Confessions of an Rx Drug Pusher”
Ella disfrutó de una exitosa carrera, de ritmo rápido hasta que varias experiencias comenzaron su despertar a los peligros que acechan en cada gabinete de la medicina estadounidense.
Sus lecciones más conmovedoras, sin embargo, llegaron como víctima y superviviente a los efectos secundarios de unos medicamentos que pusieron en peligro su vida. Después de salir de las ventas farmacéuticas en el 2000, Gwen trabajó en la industria de alimentos naturales por primera vez como una gestora de cuentas para Nature’s Way, y luego como gerente regional de ventas para Gaia Herbs.
Actualmente es escritora, oradora y consultora de salud natural.
En su libro, denuncia el mercantilismo existente en torno a los antidepresivos y sus graves efectos secundarios.
SE QUEMÓ VIVA...
Algo que, por desgracia, conoce de primera mano.
No ya porque sepa perfectamente lo que hay detrás de su comercialización –que también- sino porque una sobrina suya se suicidó después de haber tomado antidepresivos.
Le fue prescrita la medicación tras un accidente de automóvil y cuando trató de dejarla cayó en una profunda depresión. “Se quemó viva –explicaba Olsen en una entrevista a Kathy Rumlesky en Free Press Reporter-.
Se había vuelto adicta y cuando intentó dejarlo cayó en una depresión. Su médico la prescribió otro antidepresivo y eso la llevó a una espiral descendente, hacia el suicidio”.
Es más, la propia Gwen Olsen fue tratada con antidepresivos en 1992. “Me volví una psicópata maníaca”, reconocería. Añadiendo: “Aproximadamente el 25% de la población que los toma tendrá reacciones adversas serias”.
LOS NIÑOS LOS MÁS VULNERABLES
Aunque quizás lo más impactante de su testimonio sea su referencia a los niños porque, según asevera, son más vulnerables a los efectos secundarios debido a que sus órganos están aún desarrollándose: “Reaccionan tres veces más a estas drogas que un adulto”, denuncia.
Durante la entrevista Olsen deja además para la reflexión una idea especialmente significativa por proceder de alguien vinculado durante mucho tiempo a la industria farmacéutica: “Hay importantes incentivos económicos para sobreprescribir estas drogas”. A lo que añade: “Son un mecanismo de control social”.
Como colofón asegura que una vez que alguien empieza a consumir psicofármacos nunca podrá dejarlos: “Será cliente de la industria farmacéutica toda la vida –afirma-. Los medicamentos alteran la patología química del cerebro para que no pueda dejarlas. Son sumamente adictivas”
“Jamás veremos anuncios televisivos promovidos por alguien que diga: …El Journal The New England acaba de anunciar que el ejercicio es el doble de efectivo que los antidepresivos en la cura de la depresión.”
Nunca recibirás ese tipo de información buena, justa y equilibrada mientras las grandes farmacéuticas estén financiando las televisiones principales y los anuncios que mantienen a esas televisiones, a las principales revistas, y toda la publicidad que las apoya…
http://www.youtube.com/watch?v=wIWuEAFlg1Y&feature=player_embedded
domingo, 14 de noviembre de 2010
EL RAPTO DE HIGEA : UNA NUEVA CRITICA AL CORRUPTO SISTEMA DE SALUD
El rapto de Higea: El libro “El rapto de Higea” de Jesús García Blanca,
desvela y denuncia de forma magistral cómo el poder económico-político,
en las sociedades capitalistas, utiliza la medicina no sólo como otro
método de saqueo de su población, sino como un mecanismo más de control social.
Una crítica integral del modelo sanitario hegemónico, analizando los
intereses políticos y económicos que lo sustentan y denunciando la poca
credibilidad de una medicina cada vez más al servicio de los intereses de
la industria farmacéutica y menos de las personas. No se limita a
denunciar los vínculos evidentes entre la investigación médica (revistas
especializadas, departamentos universitarios de investigación,
instituciones internacionales de la salud, equipos oficiales de asesores,
etc.) y la farmaindustria, sino que se adentra en el estudio de las bases
mismas de la medicina desde una perspectiva integral de la salud,
indisoluble del entorno en el que el ser humano se ha desarrollado en un
equilibrio perfecto con la totalidad de seres vivientes.
Con su análisis de la historia reciente de la medicina, El rapto de Higea
demuestra que se han obviado cuando no directamente censurado o perseguido
aquellas investigaciones y prácticas médicas que no resultan útiles al
actual modelo de acumulación capitalista, lo cual explica por qué se crea
alarma social ante supuestas pandemias de incidencia mínima, mientras que
se sigue sin atender las necesidades médicas reales de una gran parte de
la población mundial. Las investigaciones en torno al cáncer y,
especialmente, el sida y su tratamiento desde la medicina oficial sirven a
Jesús García Blanca para cuestionar con numerosas referencias científicas
la honestidad de los investigadores, laboratorios, empresas e
instituciones, que en los últimos 25 años han construido sobre
presupuestos multimillonarios la verdad oficial sobre el VIH. El libro
presenta por primera vez fuera de los EE. UU. una muestra de documentos
originales de Robert Gallo que ponen de manifiesto que su pretendido
descubrimiento del VIH era un fraude intencionado. Y describe con
elocuencia y rigor documental la invalidez de los tests de diagnóstico o
el carácter explícitamente venenoso de los productos que se administran a
millones de personas como prevención o tratamiento. (Pascual Serrano,
Rebelión)
Leer el libro completo en:
http://www.nodo50.org/ciencia_popular/
desvela y denuncia de forma magistral cómo el poder económico-político,
en las sociedades capitalistas, utiliza la medicina no sólo como otro
método de saqueo de su población, sino como un mecanismo más de control social.
Una crítica integral del modelo sanitario hegemónico, analizando los
intereses políticos y económicos que lo sustentan y denunciando la poca
credibilidad de una medicina cada vez más al servicio de los intereses de
la industria farmacéutica y menos de las personas. No se limita a
denunciar los vínculos evidentes entre la investigación médica (revistas
especializadas, departamentos universitarios de investigación,
instituciones internacionales de la salud, equipos oficiales de asesores,
etc.) y la farmaindustria, sino que se adentra en el estudio de las bases
mismas de la medicina desde una perspectiva integral de la salud,
indisoluble del entorno en el que el ser humano se ha desarrollado en un
equilibrio perfecto con la totalidad de seres vivientes.
Con su análisis de la historia reciente de la medicina, El rapto de Higea
demuestra que se han obviado cuando no directamente censurado o perseguido
aquellas investigaciones y prácticas médicas que no resultan útiles al
actual modelo de acumulación capitalista, lo cual explica por qué se crea
alarma social ante supuestas pandemias de incidencia mínima, mientras que
se sigue sin atender las necesidades médicas reales de una gran parte de
la población mundial. Las investigaciones en torno al cáncer y,
especialmente, el sida y su tratamiento desde la medicina oficial sirven a
Jesús García Blanca para cuestionar con numerosas referencias científicas
la honestidad de los investigadores, laboratorios, empresas e
instituciones, que en los últimos 25 años han construido sobre
presupuestos multimillonarios la verdad oficial sobre el VIH. El libro
presenta por primera vez fuera de los EE. UU. una muestra de documentos
originales de Robert Gallo que ponen de manifiesto que su pretendido
descubrimiento del VIH era un fraude intencionado. Y describe con
elocuencia y rigor documental la invalidez de los tests de diagnóstico o
el carácter explícitamente venenoso de los productos que se administran a
millones de personas como prevención o tratamiento. (Pascual Serrano,
Rebelión)
Leer el libro completo en:
http://www.nodo50.org/ciencia_popular/
lunes, 1 de noviembre de 2010
ALGUNOS RECUERDOS SOBRE KRICHNER
MIS RECUERDOS SOBRE KIRCHNER
Por: Marco Cueva Benavides (*)
Viví en la década del 70 en una ciudad como La Plata, que en esa época estaba llena de universitarios de todos los países de América Latina y de todas las provincias de la Argentina. Uno de esos estudiantes era Néstor Kirchner, a quien jamás imaginamos que podría después llegar a ser Presidente de Argentina y uno de los líderes más importantes de América.
Al llegar a La Plata, uno de los primeros lugares donde empecé a vivir era en una pensión de estudiantes de la calle 50 entre 7 y 8, en pleno centro de la ciudad. La ciudad fue trazada sobre un plano como un damero, sus calles están trazadas ordenadamente, cada 6 cuadras hay una avenida y una plaza, y la atraviesan varias diagonales que facilitan un tránsito rápido dentro del cuadrado de la ciudad. Todas sus calles son identificadas por números, y están llena de arboles.
Quienes mejor conocían a Néstor, eran los peruanos que vivían con él en la pensión de la Calle 1 entre 41 y 42. Uno de ellos, Donato Garay, quien ahora trabaja en EsSalud, nos recuerda detalles de los que vivían con él, “éramos 5 peruanos y 5 argentinos; cada uno de los peruanos teníamos nuestro cuarto, había 2 chimbotanos, el flaco Flores, un tal Roy, que estudiaban ingeniería y también Orestes Torres y Lito Castillo (médico huanuqueño, residente ahora en Huacho). Los argentinos vivían 3 en un cuarto y 2 en otro cuarto, entre estos Kirchner”. El era como muchos argentinos pelucón, pero además alto, flaco, medio desgarbado, le gustaba jugar damas, ajedrez y uno de sus vicios era el futbol. Había campeonatos entre los diversos equipos peruanos, pero también de las provincias de Argentina entre ellos, los santacruceños.
Lo que nos cuenta el Dr. Garay, modifica una anécdota que se relata en la biografía publicada por Daniel Osvaldo Gatti en su libro “Kirchner el amo del feudo”, que se puede leer por internet. Las cosas no fueron así, dice Donato, lo que pasó fue lo siguiente, “Los sábados íbamos a jugar futbol en la cancha del Colegio Nacional, que quedaba sobre la calle 1 y 50, frente al comedor universitario. Se formaban equipos entre estudiantes de varias nacionalidades y provincias. Siempre en el futbol se armaban algunas peleas, hubo un encontronazo con un peruano, Kirchner (cuya chapa era Lupín) se había ofuscado y andaba diciendo algunas palabras fuertes que no nos gustaron. Uno de nuestros compatriotas, moreno, bajito, creo que estudiaba periodismo, le hizo una llave y le dobló el brazo sobre la espalda al flaco alto y mancluenque que era Kirchner, en ese entonces, éste se molestó terriblemente y le gritó “suéltame negro hijo de p…”, el peruano lo soltó y allí terminó todo, no hubo más broncas”.
Kirchner llegaba siempre a uno de los lugares más emblemáticos donde íbamos también muchos estudiantes, varios de ellos peruanos. Era el Bar Restaurant Billar Rivadavia que quedaba cerca de mi pensión, en la esquina de 8 y 50. Tenía un televisor grande y cada vez que había partidos internacionales de futbol o peleas de box, concurríamos en grupos grandes a mirar estos eventos, ya que los estudiantes carecíamos de TV en nuestras viejas pensiones. Un día estuvimos viendo una pelea de box importante, era diciembre de 1970, Ringo Bonavena enfrentaba al gran Muhammad Alí en el Madison Square Garden de Buenos Aires. La caída de Bonavena, en el round 15 la celebramos los peruanos que estábamos en el bar, porque muchas veces siempre hacíamos barra por equipos contrarios a los argentinos, ya que éstos eran a veces muy sobrados y se creían los mejores del mundo. A los gritos de alegría que expresamos, hubo unos segundos de silencio y asombro; los argentinos que se encontraban allí nos tiraron platos y otras cosas sobre nuestras cabezas y salimos rajando para evitar mayores agresiones. No les faltó razón, estábamos en su país, en su ciudad, y por lo menos debíamos de haber guardado silencio frente a esta derrota.
Kirchner, estudiaba derecho en la facultad de Humanidades, donde también estudiaban otros peruanos, como Hugo Galarza, Jorge Carpio y Arturo Urmeneta (uno de los desaparecidos). El se incorporo a la Juventud Universitaria Peronista, se convenció que ese era el camino para una revolución en ciernes, allí empezó su carrera política. Aunque a su regreso y en su tercer gobierno Perón ya había cambiado su línea política, a su muerte, en 1974, el peronismo acentuó su división en un ala derecha y una revolucionaria, eso fue una de las causas de toda la negra historia que vivió el país con más de 30,000 muertos y desaparecidos. En 1976 abandonamos la Argentina y llegamos a Chimbote, ese mismo año Kirchner se regresó a Río Gallegos e inició una carrera profesional y política que no terminó hasta llegar a la presidencia de su país, de UNASUR, y protagonizar cambios importantes y polémicos que empiezan a ser reconocidos a partir de su intempestiva partida que nos ha motivado a escribir estas reflexiones.
(*) Publicado en La Industria de Chimbote, 01-11-10
Por: Marco Cueva Benavides (*)
Viví en la década del 70 en una ciudad como La Plata, que en esa época estaba llena de universitarios de todos los países de América Latina y de todas las provincias de la Argentina. Uno de esos estudiantes era Néstor Kirchner, a quien jamás imaginamos que podría después llegar a ser Presidente de Argentina y uno de los líderes más importantes de América.
Al llegar a La Plata, uno de los primeros lugares donde empecé a vivir era en una pensión de estudiantes de la calle 50 entre 7 y 8, en pleno centro de la ciudad. La ciudad fue trazada sobre un plano como un damero, sus calles están trazadas ordenadamente, cada 6 cuadras hay una avenida y una plaza, y la atraviesan varias diagonales que facilitan un tránsito rápido dentro del cuadrado de la ciudad. Todas sus calles son identificadas por números, y están llena de arboles.
Quienes mejor conocían a Néstor, eran los peruanos que vivían con él en la pensión de la Calle 1 entre 41 y 42. Uno de ellos, Donato Garay, quien ahora trabaja en EsSalud, nos recuerda detalles de los que vivían con él, “éramos 5 peruanos y 5 argentinos; cada uno de los peruanos teníamos nuestro cuarto, había 2 chimbotanos, el flaco Flores, un tal Roy, que estudiaban ingeniería y también Orestes Torres y Lito Castillo (médico huanuqueño, residente ahora en Huacho). Los argentinos vivían 3 en un cuarto y 2 en otro cuarto, entre estos Kirchner”. El era como muchos argentinos pelucón, pero además alto, flaco, medio desgarbado, le gustaba jugar damas, ajedrez y uno de sus vicios era el futbol. Había campeonatos entre los diversos equipos peruanos, pero también de las provincias de Argentina entre ellos, los santacruceños.
Lo que nos cuenta el Dr. Garay, modifica una anécdota que se relata en la biografía publicada por Daniel Osvaldo Gatti en su libro “Kirchner el amo del feudo”, que se puede leer por internet. Las cosas no fueron así, dice Donato, lo que pasó fue lo siguiente, “Los sábados íbamos a jugar futbol en la cancha del Colegio Nacional, que quedaba sobre la calle 1 y 50, frente al comedor universitario. Se formaban equipos entre estudiantes de varias nacionalidades y provincias. Siempre en el futbol se armaban algunas peleas, hubo un encontronazo con un peruano, Kirchner (cuya chapa era Lupín) se había ofuscado y andaba diciendo algunas palabras fuertes que no nos gustaron. Uno de nuestros compatriotas, moreno, bajito, creo que estudiaba periodismo, le hizo una llave y le dobló el brazo sobre la espalda al flaco alto y mancluenque que era Kirchner, en ese entonces, éste se molestó terriblemente y le gritó “suéltame negro hijo de p…”, el peruano lo soltó y allí terminó todo, no hubo más broncas”.
Kirchner llegaba siempre a uno de los lugares más emblemáticos donde íbamos también muchos estudiantes, varios de ellos peruanos. Era el Bar Restaurant Billar Rivadavia que quedaba cerca de mi pensión, en la esquina de 8 y 50. Tenía un televisor grande y cada vez que había partidos internacionales de futbol o peleas de box, concurríamos en grupos grandes a mirar estos eventos, ya que los estudiantes carecíamos de TV en nuestras viejas pensiones. Un día estuvimos viendo una pelea de box importante, era diciembre de 1970, Ringo Bonavena enfrentaba al gran Muhammad Alí en el Madison Square Garden de Buenos Aires. La caída de Bonavena, en el round 15 la celebramos los peruanos que estábamos en el bar, porque muchas veces siempre hacíamos barra por equipos contrarios a los argentinos, ya que éstos eran a veces muy sobrados y se creían los mejores del mundo. A los gritos de alegría que expresamos, hubo unos segundos de silencio y asombro; los argentinos que se encontraban allí nos tiraron platos y otras cosas sobre nuestras cabezas y salimos rajando para evitar mayores agresiones. No les faltó razón, estábamos en su país, en su ciudad, y por lo menos debíamos de haber guardado silencio frente a esta derrota.
Kirchner, estudiaba derecho en la facultad de Humanidades, donde también estudiaban otros peruanos, como Hugo Galarza, Jorge Carpio y Arturo Urmeneta (uno de los desaparecidos). El se incorporo a la Juventud Universitaria Peronista, se convenció que ese era el camino para una revolución en ciernes, allí empezó su carrera política. Aunque a su regreso y en su tercer gobierno Perón ya había cambiado su línea política, a su muerte, en 1974, el peronismo acentuó su división en un ala derecha y una revolucionaria, eso fue una de las causas de toda la negra historia que vivió el país con más de 30,000 muertos y desaparecidos. En 1976 abandonamos la Argentina y llegamos a Chimbote, ese mismo año Kirchner se regresó a Río Gallegos e inició una carrera profesional y política que no terminó hasta llegar a la presidencia de su país, de UNASUR, y protagonizar cambios importantes y polémicos que empiezan a ser reconocidos a partir de su intempestiva partida que nos ha motivado a escribir estas reflexiones.
(*) Publicado en La Industria de Chimbote, 01-11-10
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