domingo, 20 de febrero de 2011

EL FARMACO QUE CURA DEL TODO NO ES RENTABLE

 ENTREVISTA A RICHARD ROBERTS: Premio Nobel de Medicina‏

El Premio Nobel de Medicina de 199 3 Richard Roberts, en una entrevista publicada en el diario La Vanguardia, denuncia que las farmacéuticas se dedican a desarrollar medicinas que no curan del todo, sino que cronifican la enfermedad.

El Premio Nobel de medicina Richard J. Roberts pone de manifiesto que muchas de las enfermedades que hoy son crónicas tienen cura, pero para los laboratorios farmacéuticos no es rentable curarlas del todo, los poderes políticos lo saben, pero los laboratorios compran su silencio financiando sus campañas electorales.


- ¿Qué modelo de investigación le parece más eficaz, el estadounidense o el europeo?

- Es obvio que el estadounidense, en el que toma parte activa el capital privado, es mucho más eficiente. Tómese por ejemplo el espectacular avance de la industria informática, donde es el dinero privado el que financia la investigación básica y aplicada, pero respecto a la industria de la salud... Tengo mis reservas.

- Le escucho.

- La investigación en la salud humana no puede depender tan sólo de su rentabilidad económica. Lo que es bueno para los dividendos de las empresas no siempre es bueno para las personas.

- Explíquese.

- La industria farmacéutica quiere servir a los mercados de capital...

- Como cualquier otra industria.

- Es que no es cualquier otra industria: estamos hablando de nuestra salud y nuestras vidas y las de nuestros hijos y millones de seres humanos.

- Pero si son rentables, investigarán mejor.

- Si sólo piensas en los beneficios, dejas de preocuparte por servir a los seres humanos.

- Por ejemplo...

- He comprobado como en algunos casos los investigadores dependientes de fondos privados hubieran descubierto medicinas muy eficaces que hubieran acabado por completo con una enfermedad...

- ¿Y por qué dejan de investigar?

- Porque las farmacéuticas a menudo no están tan interesadas en curarle a usted como en sacarle dinero, así que esa investigación, de repente, es desviada hacia el descubrimiento de medicinas que no curan del todo, sino que cronifican la enfermedad y le hacen experimentar una mejoría que desaparece cuando deja de tomar el medicamento.

- Es una grave acusación.

- Pues es habitual que las farmacéuticas estén interesadas en líneas de investigación no para curar sino sólo para cronificar dolencias con medicamentos cronificadores mucho más rentables que los que curan del todo y de una vez para siempre. Y no tiene más que seguir el análisis financiero de la industria farmacológica y comprobará lo que digo.

- Hay dividendos que matan.

- Por eso le decía que la salud no puede ser un mercado más ni puede entenderse tan sólo como un medio para ganar dinero. Y por eso creo que el modelo europeo mixto de capital público y privado es menos fácil que propicie ese tipo de abusos.

- ¿Un ejemplo de esos abusos?

- Se han dejado de investigar antibióticos porque son demasiado efectivos y curaban del todo. Como no se han desarrollado nuevos antibióticos, los microorganismos infecciosos se han vuelto resistentes y hoy la tuberculosis, que en mi niñez había sido derrotada, está resurgiendo y ha matado este año pasado a un millón de personas.

- ¿No me habla usted del Tercer Mundo?

- Ése es otro triste capítulo: apenas se investigan las enfermedades tercermundistas, porque los medicamentos que las combatirían no serían rentables. Pero yo le estoy hablando de nuestro Primer Mundo: la medicina que cura del todo no es rentable y por eso no investigan en ella.

- ¿Los políticos no intervienen?

- No se haga ilusiones: en nuestro sistema, los políticos son meros empleados de los grandes capitales, que invierten lo necesario para que salgan elegidos sus chicos, y si no salen, compran a los que son elegidos.

- De todo habrá.

- Al capital sólo le interesa multiplicarse. Casi todos los políticos – y sé de lo que hablo- dependen descaradamente de esas multinacionales farmacéuticas que financian sus campañas. Lo demás son palabras...

http://www.nodo50.org/ciencia_popular/

lunes, 17 de enero de 2011

NUEVA EDICION DE "SOBRE EL ARENAL" cuentos y cronicas

RIO SANTA EDITORES acaba de publicar la 5a. Edicion del libro de cronicas y cuentos "SOBRE EL ARENAL", una obra que es de lectura permanente en todos los colegios e instituciones superiores de Chimbote y Nuevo Chimbote. Es una edición corregida y aumentada.

Contiene:
1) Por el murmullo del rio
2) Los dias de la anfetamina
3) Sobre el arenal
4)La Trampa
5)Una cesarea de urgencia
6)El diagnostico
7)No se por que a mi abuela no le dieron el premio Nobel
8)Los diagnosticos de Perez
9)Un tesoro en el parque
10) Un electrocardiograma especial

Algunos de los cuentos fueron premiados en concursos regionales y nacionales, otros han sido publicados en revistas de Trujillo, Lima y en la Revista Saude Publica de la Universidad de Vigo-España.

Adquieralo en Rio Santa editores o llamar al telefono 311392

sábado, 25 de diciembre de 2010

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ: Estas Navidades siniestras

Ya nadie se acuerda de Dios en Navidad. Hay tantos estruendos de cometas y fuegos de artificio, tantas guirnaldas de focos de colores, tantos pavos inocentes degollados y tantas angustias de dinero para quedar bien por encima de nuestros recursos reales que uno se pregunta si a alguien le queda un instante para darse cuenta de que semejante despelote es para celebrar el cumpleaños de un niño que nació hace 2.000 años en una caballeriza de miseria, a poca distancia de donde había nacido, unos mil años antes, el rey David. 954 millones de cristianos creen que ese niño era Dios encarnado, pero muchos lo celebran como si en realidad no lo creyeran. Lo celebran además muchos millones que no lo han creído nunca, pero les gusta la parranda, y muchos otros que estarían dispuestos a voltear el mundo al revés para que nadie lo siguiera creyendo. Sería interesante averiguar cuántos de ellos creen también en el fondo de su alma que la Navidad de ahora es una fiesta abominable, y no se atreven a decirlo por un prejuicio que ya no es religioso sino social.Lo más grave de todo es el desastre cultural que estas Navidades pervertidas están causando en América Latina. Antes, cuando sólo teníamos costumbres heredadas de España, los pesebres domésticos eran prodigios de imaginación familiar. El niño Dios era más grande que el buey, las casitas encaramadas en las colinas eran más grandes que la virgen, y nadie se fijaba en anacronismos: el paisaje de Belén era completado con un tren de cuerda, con un pato de peluche más grande que Un león que nadaba en el espejo de la sala, o con un agente de tránsito que dirigía un rebaño de corderos en una esquina de Jerusalén. Encima de todo se ponía una estrella de papel dorado con una bombilla en el centro, y un rayo de seda amarilla que había de indicar a los Reyes Magos el camino de la salvación. El resultado era más bien feo, pero se parecía a nosotros, y desde luego era mejor que tantos cuadros primitivos mal copiados del aduanero Rousseau.



La mistificación empezó con la costumbre de que losjuguetes no los trajeran los Reyes Magos -como sucede en España con toda razón-, sino el niño Dios. Los niños nos acostábamos más temprano para que los regalos llegaran pronto, y éramos felices oyendo las mentiras poéticas de los adultos. Sin embargo, yo no tenía más de cinco años cuando alguien en mi casa decidió que ya era tiempo de revelarme la verdad. Fue una desilusión no sólo porque yo creía de veras que era el niño Dios quien traía los juguetes, sino también porque hubiera querido seguir creyéndolo. Además, por pura lógica de adulto, pensé entonces que también los otros misterios católicos eran inventados por los padres para entretener a los niños, y me quedé en el limbo. Aquel día como decían los maestros jesuitas en la escuela primaria- perdía la inocencia, pues descubrí que tampoco a los niños los traían las cigüeñas de París, que es algo que todavía me gustaría seguir creyendo para pensar más en el amor y menos en la píldora.



Todo aquello cambió en los últimos treinta años, mediante una operación comercial de proporciones mundiales que es al mismo tiempo una devastadora agresión cultural. El niño Dios fue destronado por el Santa Claus de los gringos y los ingleses, que es el mismo Papa Noél de los franceses, y a quienes todos conocemos demasiado. Nos llegó con todo: el trineo tirado por un alce, y el abeto cargado de juguetes bajo una fantástica tempestad denieve. En realidad, este usurpador con nariz de cervecero no es otro que el buen san Nicolás, un santo al que yo quiero mucho porque es el de mi abuelo el coronel, pero que no tiene nada que ver con la Navidad, y mucho menos con la Nochebuena tropical de la América Latina. Según la leyenda nórdica, san Nicolás reconstruyó y revivió a varios escolares que un oso había descuartizado en la nieve, y por eso le proclamaron el patrón de los niños. Pero su fiesta se celebra el 6 de diciembre y no el 25. La leyenda se volvió institucional en las provincias germanicas del Norte a fines del siglo XVIII, junto con el árbol de losjuguetes. y hace poco más de cien anos pasó a Gran Bretaña y Francia. Luego pasó a Estados Unidos, y éstos nos lo mandaron para América Latina, con toda una cultura de contrabando: la nieve artificial, las candilejas de colores, el pavo relleno, y estos quince días de consumismo frenético al que muy pocos nos atrevemos a escapar. Con todo, tal vez lo más siniestro de estas Navidades de consumo sea la estética miserable que trajeron consigo: esas tarjetas postales indigentes, esas ristras de foquitos de colores, esas campanitas de vidrio, esas coronas de muérdago colgadas en el umbral, esas canciones de retrasados mentales que son los villancicos traducídos del inglés; y tantas otras estupideces gloriosas para las cuales ni siquiera valía la pena de haber inventado la electricidad.



Todo eso, en torno a la fiesta más espantosa del año. Una noche infernal en que los niños no pueden dormir con la casa llena de borrachos que se equivocan de puerta buscando dónde desaguar, o persiguiendo a la esposa de otro que acaso tuvo la buena suerte de quedarse dormido en la sala. Mentira: no es una noche de paz y de amor, sino todo lo contrario. Es la ocasión solemne de la gente que no se quiere. La oportunidad providencial de salir por fin de los compromisos aplazados por indeseables: la invitación al pobre ciego que nadie invita, a la prima Isabel que se quedó viuda hace quince años, a la abuela paralítica que nadie se atreve a mostrar. Es la alegría por decreto, el cariño por lástima, el momento de regalar porque nos regalan, o para que nos regalen, y de llorar en público sin dar explicaciones. Es la hora feliz de que los invitados se beban todo lo que sobró de la Navidad anterior: la crema de menta, el licor de chocolate, el vino de plátano. No es raro, como sucede a menudo, que la fiesta termine a tiros. Ni es raro tampoco que los niños -viendo tantas cosas atroces- terminen por creer de veras que el niño Jesús no nació en Belén, sino en Estados Unidos.

viernes, 24 de diciembre de 2010

LA NOCHE DE LOS DESPERDICIOS


Desde pequeño aprendí a formar mi imagen de la Navidad, no
solo como la noche en que se celebra el nacimiento de Jesús, sino
como el día mágico en que todos los niños de mi barrio salíamos
por la mañana a exhibir nuestros juguetes y ver cuál era el mejor
de todos.

La Navidad era el motivo para muchas otras cosas y la
fundamental, sería para que la mayor parte de la familia, estuviera
donde estuviera, se reuniera aquella noche para compartir la cena,
ese es el motivo de análisis de este artículo.

Con el paso de los años entendí mejor esta necesidad. Para
aquellas fechas estuve varias veces muy lejos de mi tierra y he
tenido que desplazarme más de 6000 kilómetros, viajaren trenes,
autos, ómnibus, aviones, para llegar precisamente esa noche a
compartir con la familia. A veces lo lograba, otras las he pasado
solo en ciudades de países lejanos.

Más adelante conocí algunas personas de otras religiones que
no celebrarán lo Navidad y todo lo contrario consideraban que esa
fiesta era una herejía. Buscando información encontré que el 24
de diciembre era una fecha arbitraria que se había elegido entre
otras 2 más que pedían haber sido marzo o abril. A partir del siglo
IV, fecha de la declinación del imperio romano, estos tenían al
cristianismo como religión oficial y celebraban el 24 de diciembre
el solsticio de invierno, que es la fecha que marca el final de la
noche más larga del año, triunfa la luz, y comienza a hacerse más
corta la noche y más largo los días. De manera que hicieron
coincidir la fecha con la del nacimiento del hijo de Dios.

La imagen de la Navidad se globalizó y se comercializó muy
temprano. Un árbol más europeo que latinoamericano invadió
nuestros hogares, una nieve de algodón que muchos han visto nada
más que en fotos, adornó nuestro árbol y un personaje gordo, de
vestimenta roja y barba blanca reemplazó al pesebre de
nacimiento. Y esta hora de reflexión, sobre el nacimiento de un
hombre que fue el más extraordinario de todos por las enseñanzas
que nos dejó, se transformo para medios en una fiesta equivocada
derroche de dinero, de luces, de bullicio y un olvidarse de lo que
representa Jesús para nuestra vidas.

Pero la sensación más decepcionante que he tenido siempre
sobre la Navidad era cuando me levantaba temprano el 25 y venía
la mesa donde se había cenado la noche anterior. Tenía la
impresión que había sido una noche de desperdicios al ver restos
de alimentos y bebidas esparcidos por toda la mesa. Esta estampa
se ha venido repitiendo con los años y la he observado en muchos
hogares de diversas condiciones económicas.

Sabemos que cada hogar es distinto en la preparación de su
cena de Navidad. Desde las muy abundantes hasta la cena de los
hogares más pobres, siempre habrá un mayor o menor despilfarro
de alimentos, por la simple razón de que para esa noche, en el
hogar promedio, la mesa suele ser abundante de panteones,
empanadas, panes especiales, tamales, pavo o pollo, ensalada de
frutas, frutas secas, café, vino, champagne, cerveza y el clásico
chocolate caliente, todo rico en calorías, para una noche y una
hora en la que apenas hay ganas de ingerir todo eso.

Llegada a las 12 de la noche o antes de esa hora, nadie sabe por
donde empezar a consumir lo que se ha puesto en In mesa, nunca
en ninguna fecha del año se nos ofrecía tantas cosas en la hora
más inadecuada para el apetito, la medianoche.

Cuando la mesa es abundante para la cantidad de personas
que comparten la cena y existe más de los que se pueda consumir,
es casi una ofensa para los que tiene poco o no tienen casi nada.

Total la abundancia fue siempre mala consejera.
Vivimos tiempos distintos, «épocas de crisis», tal vez muchas
generaciones vengan siempre repitiendo lo mismo, como un disco
rayado. Pero basta con salir a las calles y ver como las cantinas
están llenas de parroquianos para saber que todavía no
entendemos (más aún en Navidad) hasta que punto somos un
país pobre y subdesarrollado frente a otros. No les falta mucho
para aprender a vivir en la pobreza.

Ojala que esta cena de Navidad sea (o haya sido) tan humilde
y pobre como el pesebre o la vida que llevó Jesús. Y cuando
recordemos su nacimiento o su muerte que siga como ejemplo de
nuestras vidas un acto de amor y cariño.

martes, 16 de noviembre de 2010

CONFESIONES DE UNA REPRESENTANTE DE LA INDUSTRIA FARMACEUTICA


Gwen Olsen, fue representante de la industria farmacéutica durante 15 años. Fué representante de ventas trabajando para los gigantes de la salud, tales como Johnson & Johnson, Bristol-Myers Squibb y Abbott Laboratories. Es autora del libro: “Confessions of an Rx Drug Pusher”


Ella disfrutó de una exitosa carrera, de ritmo rápido hasta que varias experiencias comenzaron su despertar a los peligros que acechan en cada gabinete de la medicina estadounidense.

Sus lecciones más conmovedoras, sin embargo, llegaron como víctima y superviviente a los efectos secundarios de unos medicamentos que pusieron en peligro su vida. Después de salir de las ventas farmacéuticas en el 2000, Gwen trabajó en la industria de alimentos naturales por primera vez como una gestora de cuentas para Nature’s Way, y luego como gerente regional de ventas para Gaia Herbs.
Actualmente es escritora, oradora y consultora de salud natural.
En su libro, denuncia el mercantilismo existente en torno a los antidepresivos y sus graves efectos secundarios.

SE QUEMÓ VIVA...
Algo que, por desgracia, conoce de primera mano.
No ya porque sepa perfectamente lo que hay detrás de su comercialización –que también- sino porque una sobrina suya se suicidó después de haber tomado antidepresivos.
Le fue prescrita la medicación tras un accidente de automóvil y cuando trató de dejarla cayó en una profunda depresión. “Se quemó viva –explicaba Olsen en una entrevista a Kathy Rumlesky en Free Press Reporter-.
Se había vuelto adicta y cuando intentó dejarlo cayó en una depresión. Su médico la prescribió otro antidepresivo y eso la llevó a una espiral descendente, hacia el suicidio”.

Es más, la propia Gwen Olsen fue tratada con antidepresivos en 1992. “Me volví una psicópata maníaca”, reconocería. Añadiendo: “Aproximadamente el 25% de la población que los toma tendrá reacciones adversas serias”.

LOS NIÑOS LOS MÁS VULNERABLES

Aunque quizás lo más impactante de su testimonio sea su referencia a los niños porque, según asevera, son más vulnerables a los efectos secundarios debido a que sus órganos están aún desarrollándose: “Reaccionan tres veces más a estas drogas que un adulto”, denuncia.

Durante la entrevista Olsen deja además para la reflexión una idea especialmente significativa por proceder de alguien vinculado durante mucho tiempo a la industria farmacéutica: “Hay importantes incentivos económicos para sobreprescribir estas drogas”.  A lo que añade: “Son un mecanismo de control social”.

Como colofón asegura que una vez que alguien empieza a consumir psicofármacos nunca podrá dejarlos: “Será cliente de la industria farmacéutica toda la vida –afirma-. Los medicamentos alteran la patología química del cerebro para que no pueda dejarlas. Son sumamente adictivas”

“Jamás veremos anuncios televisivos promovidos por alguien que diga: …El Journal The New England acaba de anunciar que el ejercicio es el doble de efectivo que los antidepresivos en la cura de la depresión.”

Nunca recibirás ese tipo de información buena, justa y equilibrada mientras las grandes farmacéuticas estén financiando las televisiones principales y los anuncios que mantienen a esas televisiones, a las principales revistas, y toda la publicidad que las apoya…

http://www.youtube.com/watch?v=wIWuEAFlg1Y&feature=player_embedded

domingo, 14 de noviembre de 2010

EL RAPTO DE HIGEA : UNA NUEVA CRITICA AL CORRUPTO SISTEMA DE SALUD

El rapto de Higea: El libro “El rapto de Higea” de Jesús García Blanca,

desvela y denuncia de forma magistral cómo el poder económico-político,
en las sociedades capitalistas, utiliza la medicina no sólo como otro
método de saqueo de su población, sino como un mecanismo más de control social.

Una crítica integral del modelo sanitario hegemónico, analizando los
intereses políticos y económicos que lo sustentan y denunciando la poca
credibilidad de una medicina cada vez más al servicio de los intereses de
la industria farmacéutica y menos de las personas. No se limita a
denunciar los vínculos evidentes entre la investigación médica (revistas
especializadas, departamentos universitarios de investigación,
instituciones internacionales de la salud, equipos oficiales de asesores,
etc.) y la farmaindustria, sino que se adentra en el estudio de las bases
mismas de la medicina desde una perspectiva integral de la salud,
indisoluble del entorno en el que el ser humano se ha desarrollado en un
equilibrio perfecto con la totalidad de seres vivientes.

Con su análisis de la historia reciente de la medicina, El rapto de Higea
demuestra que se han obviado cuando no directamente censurado o perseguido
aquellas investigaciones y prácticas médicas que no resultan útiles al
actual modelo de acumulación capitalista, lo cual explica por qué se crea
alarma social ante supuestas pandemias de incidencia mínima, mientras que
se sigue sin atender las necesidades médicas reales de una gran parte de
la población mundial. Las investigaciones en torno al cáncer y,
especialmente, el sida y su tratamiento desde la medicina oficial sirven a
Jesús García Blanca para cuestionar con numerosas referencias científicas
la honestidad de los investigadores, laboratorios, empresas e
instituciones, que en los últimos 25 años han construido sobre
presupuestos multimillonarios la verdad oficial sobre el VIH. El libro
presenta por primera vez fuera de los EE. UU. una muestra de documentos
originales de Robert Gallo que ponen de manifiesto que su pretendido
descubrimiento del VIH era un fraude intencionado. Y describe con
elocuencia y rigor documental la invalidez de los tests de diagnóstico o
el carácter explícitamente venenoso de los productos que se administran a
millones de personas como prevención o tratamiento. (Pascual Serrano,
Rebelión)
Leer el libro completo en:

http://www.nodo50.org/ciencia_popular/

lunes, 1 de noviembre de 2010

ALGUNOS RECUERDOS SOBRE KRICHNER

MIS RECUERDOS SOBRE KIRCHNER



Por: Marco Cueva Benavides (*)

Viví en la década del 70 en una ciudad como La Plata, que en esa época estaba llena de universitarios de todos los países de América Latina y de todas las provincias de la Argentina. Uno de esos estudiantes era Néstor Kirchner, a quien jamás imaginamos que podría después llegar a ser Presidente de Argentina y uno de los líderes más importantes de América.

Al llegar a La Plata, uno de los primeros lugares donde empecé a vivir era en una pensión de estudiantes de la calle 50 entre 7 y 8, en pleno centro de la ciudad. La ciudad fue trazada sobre un plano como un damero, sus calles están trazadas ordenadamente, cada 6 cuadras hay una avenida y una plaza, y la atraviesan varias diagonales que facilitan un tránsito rápido dentro del cuadrado de la ciudad. Todas sus calles son identificadas por números, y están llena de arboles.

Quienes mejor conocían a Néstor, eran los peruanos que vivían con él en la pensión de la Calle 1 entre 41 y 42. Uno de ellos, Donato Garay, quien ahora trabaja en EsSalud, nos recuerda detalles de los que vivían con él, “éramos 5 peruanos y 5 argentinos; cada uno de los peruanos teníamos nuestro cuarto, había 2 chimbotanos, el flaco Flores, un tal Roy, que estudiaban ingeniería y también Orestes Torres y Lito Castillo (médico huanuqueño, residente ahora en Huacho). Los argentinos vivían 3 en un cuarto y 2 en otro cuarto, entre estos Kirchner”. El era como muchos argentinos pelucón, pero además alto, flaco, medio desgarbado, le gustaba jugar damas, ajedrez y uno de sus vicios era el futbol. Había campeonatos entre los diversos equipos peruanos, pero también de las provincias de Argentina entre ellos, los santacruceños.

Lo que nos cuenta el Dr. Garay, modifica una anécdota que se relata en la biografía publicada por Daniel Osvaldo Gatti en su libro “Kirchner el amo del feudo”, que se puede leer por internet. Las cosas no fueron así, dice Donato, lo que pasó fue lo siguiente, “Los sábados íbamos a jugar futbol en la cancha del Colegio Nacional, que quedaba sobre la calle 1 y 50, frente al comedor universitario. Se formaban equipos entre estudiantes de varias nacionalidades y provincias. Siempre en el futbol se armaban algunas peleas, hubo un encontronazo con un peruano, Kirchner (cuya chapa era Lupín) se había ofuscado y andaba diciendo algunas palabras fuertes que no nos gustaron. Uno de nuestros compatriotas, moreno, bajito, creo que estudiaba periodismo, le hizo una llave y le dobló el brazo sobre la espalda al flaco alto y mancluenque que era Kirchner, en ese entonces, éste se molestó terriblemente y le gritó “suéltame negro hijo de p…”, el peruano lo soltó y allí terminó todo, no hubo más broncas”.

Kirchner llegaba siempre a uno de los lugares más emblemáticos donde íbamos también muchos estudiantes, varios de ellos peruanos. Era el Bar Restaurant Billar Rivadavia que quedaba cerca de mi pensión, en la esquina de 8 y 50. Tenía un televisor grande y cada vez que había partidos internacionales de futbol o peleas de box, concurríamos en grupos grandes a mirar estos eventos, ya que los estudiantes carecíamos de TV en nuestras viejas pensiones. Un día estuvimos viendo una pelea de box importante, era diciembre de 1970, Ringo Bonavena enfrentaba al gran Muhammad Alí en el Madison Square Garden de Buenos Aires. La caída de Bonavena, en el round 15 la celebramos los peruanos que estábamos en el bar, porque muchas veces siempre hacíamos barra por equipos contrarios a los argentinos, ya que éstos eran a veces muy sobrados y se creían los mejores del mundo. A los gritos de alegría que expresamos, hubo unos segundos de silencio y asombro; los argentinos que se encontraban allí nos tiraron platos y otras cosas sobre nuestras cabezas y salimos rajando para evitar mayores agresiones. No les faltó razón, estábamos en su país, en su ciudad, y por lo menos debíamos de haber guardado silencio frente a esta derrota.

Kirchner, estudiaba derecho en la facultad de Humanidades, donde también estudiaban otros peruanos, como Hugo Galarza, Jorge Carpio y Arturo Urmeneta (uno de los desaparecidos). El se incorporo a la Juventud Universitaria Peronista, se convenció que ese era el camino para una revolución en ciernes, allí empezó su carrera política. Aunque a su regreso y en su tercer gobierno Perón ya había cambiado su línea política, a su muerte, en 1974, el peronismo acentuó su división en un ala derecha y una revolucionaria, eso fue una de las causas de toda la negra historia que vivió el país con más de 30,000 muertos y desaparecidos. En 1976 abandonamos la Argentina y llegamos a Chimbote, ese mismo año Kirchner se regresó a Río Gallegos e inició una carrera profesional y política que no terminó hasta llegar a la presidencia de su país, de UNASUR, y protagonizar cambios importantes y polémicos que empiezan a ser reconocidos a partir de su intempestiva partida que nos ha motivado a escribir estas reflexiones.

(*) Publicado en La Industria de Chimbote, 01-11-10