jueves, 23 de septiembre de 2010

LOS ASPECTOS MEDICOS EN EL "AMOR EN LOS TIEMPOS DEL COLERA"


Cuando Gabriel García Márquez, publicó "El amor en los tiempos del cólera", en 1985, jamás imaginó que una nueva epidemia de cólera, partiendo desde Chimbote, iba a azotar a América Latina en 1991 con más de 400,000 infectados, y menos aún que esta enfermedad se pudiera quedar para siempre en nuestro continente.

La narrativa de García Márquez, enmarcada en la corriente del realismo mágico, constituye una fuente importante de información sobre los diversos escenarios donde se desarrollan sus relatos. La geografía, la sicología, la historia, la cultura de los pueblos, sus costumbres y sus gentes están presentes en sus obras. Sin embargo uno de los temas que maneja con una riqueza increíble es el de las enfermedades y la medicina. Esto lo apreciamos en "Cien años de soledad" donde se describen aspectos epidemiológicos de la tuberculosis, o en "Del amor y otros demonios" en donde se detalla la rabia que supuestamente podía afectar a una niña mordida por un perro, o los detalles de las dolencias de Bolívar en "El general en su laberinto". Pero es en "El amor en los tiempos del cólera", donde mejor se describen diversos aspectos médicos relacionados con el manejo que se daban en el siglo pasado a las enfermedades y especialmente de una que azotó la zona del Caribe, haciendo de la novela un tratado de dos aspectos de la vida: el amor y el cólera. Ambos se encuentran de principio a fin en la narración.

EL TEMA DE AMOR EN LA NOVELA
Aunque existen varias historias de amor, diremos que la historia principal es la de Florentino Ariza, un telegrafista de 18 años, lector insaciable y culto, aunque nada opuesto. Conoce a Fermina Daza, una linda caribeña de 13 años, y establece con ella una relación básicamente epistolar, que se mantiene por 2 años y es cortada por el padre, un traficante de mulas. Un médico joven, Juvenal Urbino, recién llegado de Europa a la ciudad, se encapricha por Fermina y finalmente logra contraer matrimonio con ella. La novela describe la historia de esta relación que dura 50 años, pero que tuvo un gran ausente: el amor. Al fallecer el médico, Florentino Ariza, con 77 años encima, vuelve a conquistar a Fermina Daza que frisaba los 72 años, y por la cual había esperado 56.

Otras historias de amor transcurren en la novela, amores sin edades, sin prejuicios, por encima de las enfermedades, de las epidemias del cólera, de las pobrezas y riquezas y del color de la piel. Amor de blancos con cholas, mestizas y mulatas, amores de ricos con pobres, capitanes con pasajeras, médicos con pacientes, paralíticos con sanas, jóvenes con viejos, viejos con niñas, viejos con viejas, en fin el amor en todas sus formas, pero con una condición básica: el de la pasión.

EL COLERA EN LA NOVELA
Cómo los Aureliano Buendía de "Cien años de soledad", la novela EATC, relata con excelente precisión y detalle la vida de tres médicos, Marco Aurelio Urbino, abuelo, Juvenal Urbino, padre, y Marco Urbino Daza, hijo, que hicieron historia en la zona del Caribe, Barranquilla, Cartagena y la región colindante al Río Magdalena, por su combate contra la epidemia de cólera que azotó a Colombia en 1829 y 1850. Cuando Juvenal Urbino, llegó a la ciudad "su padre, un médico más abnegado que eminente, había muerto en la epidemia de cólera que había azotado a la población. En el Hospital de la Misericordia se empecinaban en poner las patas de la cama en potes de agua para impedir que subieran las enfermedades o exigir ropa de etiqueta y guantes de gamuza porque pensaban que la elegancia era una forma de asepsia". Para aquella época se utilizaba también "los cañonazos disparados por la guarnición cada cuarto de hora de día y de noche, porque la pólvora purificaba el ambiente". Para la medicina, existía la seguridad que los casos de cólera disminuían con ese procedimiento.

Los relatos que se describen en la novela sobre las condiciones que determinaron la aparición de la epidemia, nos hacen recordar a lo que pasó también en nuestra ciudad, "cuando volvió a su tierra y sintió desde el mar la pestilencia del mercado y vio las ratas en los albañales y los niños desnudos revolcándose en los charcos de la calle, no sólo comprendió que la desgracia hubiera ocurrido, sino que tuvo la certeza de que iba a repetirse en cualquier momento".

Para el Dr. Urbino, héroe como médico en la novela pero antihéroe en el amor "el cólera se convirtió en una obsesión. No sabía de la enfermedad mucho más de lo aprendido en algún curso marginal, pero resultaba inverosímil que hubiera causado en París más de 140,000 muertos..."

Como sucede actualmente entre nosotros en Chimbote "hasta muy avanzado este siglo el cólera fue endémico en todo el litoral del Caribe y cuenca de La Magdalena...". Habría que agregar que después de casi un siglo volvió a Colombia y entre 1991-1993 produjo más de 85,000 infectados.

EL AMOR MAS IMPORTANTE QUE EL COLERA
Finalmente el cólera persigue al amor hasta el fin de la novela. En un viaje que los ancianos realizan por el Río Magdalena haciendo el amor y desquitándose de las ironías de la vida que los había hecho esperar más de medio siglo, por lograr ese momento. Para viajar sin paradas en el buque y no ser molestados, deciden izar la bandera del cólera, como un barco de apestados, en un itinerario inacabable de subidas y bajadas. Finalmente, en ese ir y venir, Fermina Daza comprendió que allí estaba su destino y que la vida, más que la muerte, era la que no tenía límites.

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